Los últimos 2 años nos han revolucionado. Hemos sentido un temblor emocional y energético. Nos obligaron a parar, a frenar, a mirarnos dónde estamos situados. Y el mundo de los viajes no ha quedado exento de sentir este temblor.

A los trotamundos, a los nómades, a los que viajan una vez al año, a veces 2, y a los que disfrutan de las escapadas también… todos tuvimos que poner el freno de mano. Y muchos de ellos lejos del lugar donde querían estar.

¿Alguna vez pensaron: que raro debió ser ver los aeropuertos vacíos, los aviones parados durante días, la Fontana Di Trevi sin una multitud de gente esperando para tirar su moneda, Times Square apagado, los hoteles cerrados…? (me imagino los animales de la zona disfrutando de la sombra de una palapa en un all inclusive ja ja).

Pero a mí esta pandemia, y seguro que a muchos también, me ha hecho preguntarme: ¿Estoy en el lugar que quiero estar…? ¿Me gusta la persona que soy…? ¿Qué cosas puedo hacer por mí y por las personas a mi alrededor…? ¿Cómo me gusta relacionarme con ellas…?

En el caso de mi trabajo, la virtualidad se ha convertido en la gran aliada y son esos cambios que al principio te negás, lo ves complicado, poco viable… pero al final terminas pensando: “Es que no está nada mal trabajar así”.

A mí me ha dado la posibilidad de conectar con los viajeros desde otro punto: compartiendo el día a día, saber un poco más de ellos, estar en lo cotidiano, escuchar historias y aprender de ellas, intercambiar opiniones… y de parte de ellos han encontrado a una persona en quien confiar, más que una vendedora de viajes.

Yo decidí no volver a la oficina, a manejar mis tiempos y mi energía, días más intensos de trabajo y días más tranquilos. Organizar mis horarios y poder disfrutar de mi hijo, mi familia y a estar en los momentos importantes, sin descuidar mi trabajo y mi relación con quienes confían en mí sus viajes.

Con la evolución de la tecnología en el sector turístico y las nuevas demandas de los viajeros (y también de las PyMES) fue necesario restructurar la normativa vigente en Argentina para las Empresas de Viajes y Turismo y que las agencias de viajes se puedan habilitar como “Locales Virtuales”.

Primero se le permitió solamente a las agencias que tenían su legajo habilitante ya otorgado que durante la pandemia cierren sus locales físicos y continúen como `locales virtuales´. Era necesario que las agencias de viajes no cierren definitivamente porque durante el 2020, con la pandemia, muchos viajeros quedaron varados por el mundo y necesitaban tener ayuda para volver a su país; además, reprogramar vuelos, cancelar reservar de hoteles, cambias fechas e itinerarios según normativas de cada país.  A su vez, habilitar `Locales virtuales´ fue una gran ayuda para un sector que quedó devastado cuando el mundo se paró: los ingresos eran nulos pero el trabajo era intenso.

Finalmente, se actualizó la normativa y se permitió que las agencias nuevas (como es el caso de Viaggiare) se habilite directamente como `Local Virtual´ con los mismos requisitos que tiene un local físico: un legajo habilitado por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, un seguro de caución, una persona idónea en turismo, un dominio .TUR.AR para las páginas web dedicadas a la comercialización de servicios turísticos y la inscripción fiscal de la empresa.

Con esto les he querido contar un poco a qué se refiere con `Local Virtual´ y que conozcan cómo es que llegué a trabajar de esta manera. No soy un robot, hay una persona que va a estar cotizando tus viajes, respondiendo tus consultas, despejando tus dudas, acompañándote durante el viaje, pero a su vez, disfrutando la vida pos-pandemia.

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